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Elogio del amor

Copyright Libro, publicado en papel o digital. En Listas compartidas
2011 Alain Badiou / La esfera de los libros

Es importante que el filósofo recuerde las innumerables circunstancias de la vida en las cuales no se distingue de ningún otro. Por lo demás, si se olvida de ello la tradición teatral (y particularmente la comedia) tendrá que volver a metérselo, quizás un poco rudamente, en la cabeza. En efecto, sobre la escena está un tipo bien definido como es el del filósofo enamorado, donde se ve que toda su sabiduría estoica, toda su desconfianza argumentada con respecto a las pasiones, se hacen añicos cuando una mujer radiante entra en el salón, porque por ella habrá sido fulminado para siempre. Hace tiempo que yo he tomado la delantera, tanto en la vida como en el pensamiento. He planteado que el filósofo (y bajo está palabra, que se entiende en neutro, se encuentra también la filósofa) sin duda debe ser un científico advertido, un aficionado a los poemas y un militante político, pero también que debe asumir que el pensamiento jamás es separable de las violentas peripecias del amor. Científico(a), artista, militante y amante, tales son los papeles que la filosofía exige de su sujeto. Y, a eso, es a lo que he llamado las cuatro condiciones de la filosofía. Por ello, respondí “sí” cuando Nicolas Truong me convidó a un diálogo público sobre el amor, en la serie “Teatro de las ideas” que organiza con el Festival de Avignon. Esta mezcla de teatro, de multitud, de diálogo, de amor y de filosofía tenía algo embriagador. Además era el 14 de Julio (2008) y yo me alegraba de que el amor, esa fuerza fuerza cosmopolita, turbia, sexuada, que transgrede fronteras y estatutos sociales, fuera celebrada en lugar del Ejército, de la Nación y del Estado. Fanfarroneemos un poco: Nicolas, el preguntador, y yo mismo estábamos en forma, y fue todo un éxito. Que no se dude: un éxito considerable. Las ediciones Flammarion tuvieron la buena idea de hacerse eco de este éxito, primero bajo forma sonora (un CD de la sesión), y después en forma escrita (un libro). El texto que se va a leer es un redesplegamiento de lo que se dijo aquel día. Guarda el ritmo improvisado, la claridad, el élan, pero es más completo, más profundo. Verdaderamente creo que es, de cabo a rabo, lo que su título dice que es: un elogio del amor, propuesto por un filósofo que, como Platón, al que siempre cito, piensa que “quien no comience por el amor, jamás sabrá lo que es la filosofía”. Por tanto, aquí es el filósofo-amante Alain Badiou el que aguanta el asalto del preguntador advertido, filósofo también, y amante por supuesto, Nicolas Truong.

-Alain Badiou-