El gran reto del decrecimiento en los países enriquecidos es aprender a producir valor, libertad y felicidad reduciendo significativamente la utilización de materia y energía, así como los desechos. Se trata de aprender a vivir mejor con menos para poder pasar de una cultura de guerra con los territorios y el conjunto de los seres vivos a una cultura de paz que permita construir otra forma de estar en el mundo.