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La izquierda confiada

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Noviembre 2011 Franco Berardi Bifo / informa't!

Mientras España se prepara para las elecciones y la victoria de la derecha, la Fundación Idea – laboratorio ideológico del PSOE -reunió en un hotel de Madrid el 15 de noviembre a los líderes de la izquierda europea.

Fueron Alfonso Guerra, François Hollande, Pier Luigi Bersani, Jesús Caldera y el húngaro Atila Mesterhazi. Este último, que viene de un país donde el gobierno está en manos de una coalición de derecha de la que forma parte, con un 20% de los votos, el Jobbit (los mejores) un descendiente directo de aquel que en la Segunda Guerra Mundial fue el partido hitleriano, tomó la palabra para decir: “Hace diez años encontrarnos habría sido una fiesta, Tony Blair en el gobierno de Gran Bretaña, Gerhard Schroeder en Alemania. Hoy el péndulo en Europa ha girado hacia los partidos conservadores. ¿Por qué? “

Atila se pregunta por qué. ¿Cómo puede ser que, después de estos gobiernos de izquierda hayan ganado los partidos que él llama conservadores, pero que tal vez sería mejor llamarlos: los partidos reaccionarios, a veces racistas, a veces fascistas, a veces nazis, en algunos casos? ¿Por qué? No es tan difícil de entender, y debería ser capaz de entenderlo también Atila, que de hecho ha nombrado a dos señores que han destruido lo que quedaba por destruir en lo que se refiere a la confianza en la izquierda cómo una fuerza progresista, socialista y anti-militarista: Blair y Schroder (se olvida de D’Alema, si parva licet componere magnis). Todos ellos utilizaron su mandato electoral para llevar a cabo ataques neoliberales contra los salarios, en contra de las condiciones de vida de los trabajadores. Blair también destacó como el principal propulsor de la política criminal de guerra del gobierno de Bush. D’Alema violó el artículo 11 de la Constitución de la República, cuando era primer ministro. D’Alema, cómo Blair, tiene miles de muertes en su conciencia, incluso si el cinismo les permita a ambos dormir bien. Ciento sesenta soldados italianos han muerto y muchos morirán a causa de enfermedades derivadas del uso de uranio empobrecido en los atentados criminales que D’Alema ordenó sobre la población serbia en 1999 (¿a cuantos serbios asesinó D’Alema?).