Book

La Represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente.

Creative commons CC BY (Reconocimiento) Libro, publicado en papel o digital. En bookcamping
2007, 3ª edicion Casilda Rodigañez y Ana Cachafeiro / Ediciones Crimentales

Casilda Rodrigáñez y Ana Cachafeiro. Las autoras de este libro, dos de las iniciadoras de la Asociación Antipatriarcal, recogen en este libro una reflexión -incubada en los debates de dicha Asociación y alimentada con su propia experiencia de mujeres-sobre el matricidio y la sumisión inconsciente. Para muchas autoras (y autores) hay una urgente necesidad de sacar el tema del matricidio, pues la carrera de destrucción, de violencia y de muerte que está llevando a la Humanidad al desastre, tiene relación directa con ese matricidio que está en el origen de nuestra sociedad. No es, pues, casualidad que sea objeto cada vez de más estudio y atención. La dimensión libidinal del matricidio, ya apuntada por L. Irigaray (1981), que se corresponde con la anulación social de la madre (V.Sau) y con la inexistencia de un orden simbólico materno (L. Muraro), nos remite al bloqueo de los deseos de las criaturas, a su abandono y a su sufrimiento; pues la madre patriarcal libidinalmente aséptica la madre robotizada y despiezada podrá, en el mejor de los casos, atender las necesidades de la criatura que carece, pero no saciar sus deseos. Entender la vida como producción deseante en lugar de como una resignada carencia (Deleuze y Guattari, 1972) es clave para imaginarse una civilización no patriarcal: puesto que la carencia y la necesidad llevan a la competencia y a la propiedad; y el deseo, a la búsqueda del bienestar y al apoyo mutuo. La conversión del deseo en carencia es también la clave para organizar la servidumbre voluntaria (E. de La Bodtie 1550); en efecto, al impedir sus deseos, la criatura entra en la espiral de la carencia y del miedo a carecer, en donde las relaciones de tú a tú entre los amantes se transmutan en relaciones de sumisión/autoridad (A. Moreno 1989). El estado de carencia está, casi inevitablemente, seguido del estado de sumisión. Por eso se mata a la madre entrañable cuyo propio deseo sacia y alienta los deseos de las criaturas. Y se mantiene oculto este crimen para que no se sepa lo que había antes de la devastación: la verdadera condición de la criatura humana con una enorme carga libidinal en armoniosa interpenetración con la madre, sin rastro de tanatismos ni de narcisismos ni de edipos innatos. Por eso se ha dicho (V. Sau 1992) que "El Crimen de la Madre es el Secreto de la Humanidad". Y cuentan las autoras de este libro, que cuando lo descubrieron y descubrieron a la madre entrañable, se encontraron con la otra parte del Secreto, escondido precisamente en las entrañas maternas: que el Paraíso existe, que la ciencia del bien y del mal es accesible, y que los deseos de las criaturas se pueden saciar.