Pd.- Pero en cualquier caso, el “evento 25-S” es eso, un evento. Y no hay ningún proceso de transformación real de la vida de la gente a partir de eventos. Si a ese gesto destituyente no le acompañamos un proceso constituyente, no habrá tenido sentido. Contamos con los medios técnicos, la inteligencia colectiva y la fuerza para que ese proceso sea una gran conversación entre toda la sociedad. Ese es el desafío real que abre el 25-S y lo que debe preocuparnos a partir de ya mismo.