La librería irreemplazable
No es extraño -conociendo alguno de sus antecedentes políticos-, que el gobierno francés actual abogue por la defensa a ultranza de las librerías independientes respecto a los grandes operadores digitales multinacionales. Su actual Ministra de Cultura y Educación (cuántos quisiéramos) ha dejado dicho: “Nous avons un réseau formidable de librairies indépendantes en France qu’Amazon risque de tuer. Il n’est pas normal qu’Amazon contourne par des prix bas la loi du prix unique en étant installé en Luxembourg et en ne payant pas de fiscalité juste en France”. Lo que viene a ser, más o menos: no admitiremos que las empresas internacionales de comercio electrónico dañen nuestra red de librerías independientes porque su preocupación parece más enfocada a detraer impuestos (abonados en Luxemburgo), que ha añadir valor cultural al país donde operan. En el Plan Estratégico General de la Secretaría de Estado de Cultura 2012-2015 publicado hoy mismo, no he encontrado la palabra “librería” en ninguna de sus 124 páginas. “Libro” solamente se encontrará asociado a una cuestión meramente instrumental: la adecuación de las subvenciones concedidas a libros y revistas. Por ahora no hay planes ni se los espera.