Una ácida mirada femenina dentro de un territorio hasta entonces reservado a los hombres y una incansable necesidad de renegar de ciertas tradiciones ancestrales sumada a una pasión por oponerse a poderosos y opresores. Esto la llevó -ya desde la década de los cincuenta del pasado siglo, a propósito de la proliferación de armas atómicas- a convertirse en una respetada activista y "feminista a la que le gustan los hombres", que alcanzó gran renombre durante las marchas contra la guerra de Vietnam.
http://estaticos.elmundo.es/documentos/2006/05/04/deseos.pdf