El ritmo de Plata quemada es implacable, no da tregua ni concede nada. Es dura y conmovedora, deslumbrante y verdadera. "En la mejor tradición de la literatura argentina que intima con la violencia ilegal, Piglia ha escrito una gran novela amoral. Escribe con la sola convicción de la mirada, se despoja del decoro de las buenas escrituras, se deja caer sin la red de estilo y se ampara en la inteligencia y la destreza prácticas del arte de narrar" ( Gabriela Speranza, Clarín.)