Maier cree que la profesión de padre "es un viacrucis de múltiples estaciones, con una cumbre de la abominación: La navidad" o que "la familia moderna es una prisión que se repliega en si misma y que tiene la base en el hijo". "Cuanto más avanzan las familias más deben encerrarse sobre si mismas, especialmente porque apuestan por vivir en sitios que no son los que los vieron nacer, a la búsqueda de una casa más grande, quedando sólo una especie de burbuja, que al final es una prisión".