(...) Los procesos de sincronización no crean una entidad de un nivel superior, que convierta a los agentes sincronizados en partes de una totalidad que sea algo más que las partes que la componen. Por ello, las constelaciones colectivas que emanan de este tipo de procesos son transitorias y reversibles.
(...) La participación mediante sincronización no me involucra como un todo, como una entidad que puede ser parte integral de una entidad mayor. Me involucra como una ´individualidad divisible´ por tomar las palabras de Bertold Brecht: como alguien cuyo modo de existencia, de atención hacia el mundo y hacia sí mismo, es el de la distracción.
(...) Porque mi atención siempre estará dividida, por mucho que intente concentrarme, lo que hago siempre tendrá que ver con muchas colectividades a la vez. Parafraseando a Heinrich von Kleist, se puede decir: no soy yo quien participa con una parte de mi atención, sino más bien una cierta parte de mi atención que performativiza la participación.
(...) La respuesta a la odiosa pregunta `Y tú, ¿qué haces aquí?´ es: Lo que yo hago aquí es parte de lo que constituye este aquí.